Tras estar un
rato releyendo algunos de los juegos de mi colección topé con un tema que daba
para partida, “Juicio por combate”. Es un tema común en historias y juegos de
corte medieval y/o fantasía, pero me preguntaba si llegaron a existir en
nuestra historia y como se desarrollaban. Ya conocía la existencia de
intricados códigos y sistemas de duelos, pero el hecho de determinar la
inocencia o culpabilidad de un acusado mediante un combate siempre me pareció
un poco ilógico.
No
soy historiador, ni soy (para mi desgracia) ducho en esta materia, así que
simplemente armado con el buscador he mirado por la red y recopilado toda la información
que he podido, por lo que me gustaría disculparme por adelantado si meto la
pata y os agradeceré toda información adicional con la que podáis colaborar.
Espero que
este articulo os sirva de ayuda y os inspire para seguir creando.
Holmgang
El
primer registro oficial que se tiene sobre los juicios por combate nos lleva a
los pueblos germanos entre los siglos VIII y XII, donde estos combates
recibieron el nombre de Holmgang (Ir al islote). El holmgang era habitualmente
usado para resolver disputas entre familias, en las que la parte ofendida podía
desafiar al supuesto ofensor a un duelo, que se celebrara en esa semana y cuya incomparecencia
por cualquiera de las partes significaría perder por completo el honor, convirtiéndose
en un “niðingr” (estigma social que convertía al sujeto en un paria, siendo el
destierro un destino habitual para ellos).
Los Holmgang podían declararse para
resolver toda clase de asuntos: venganzas, ofensas al honor, robos, propiedades…
No importaba la clase social, pero si era necesaria una causa justificada o la
parte demandante se arriesgaba a caer en el deshonor.
Las normas de esta práctica cambiaban
enormemente según el lugar y la época, pero como norma general el combate se
celebraba en una pequeña parcela en terreno neutral (o el terreno en disputa si
era un problema sobre la propiedad del terreno). Si la fuerza entre los
contendientes era evidentemente desventajosa para uno de los lados, podía busca
a un tercero para luchar por el (aunque generalmente solo se permitía esto si
el nuevo contendiente compartía lazos de sangre con el anterior).
Los duelos se acontecían hasta la claudicación
o muerte de uno de los implicados, sin considerarse asesinato o homicidio si perecían
en el combate. La huida se castigaba con el estigma de niðingr o, en el caso
del acusado y según el crimen, con la muerte. Era habitual que la parte
vencedora se apropiase de todas las pertenecías del derrotado.
Las armas usadas solían estar pactadas
por las partes o se establecían en las normas. Posteriormente el Holmgang se
ritualizó bastante, limitando enormemente el espacio que podía ocupar cada
contendiente y otorgándoles hasta 3 escudos (que quedaban destrozados con
facilidad).
Sacro Imperio Romano Germánico
Heredada
de sus raices germánicas, el sacro imperio prosiguió con esta práctica, si bien
se regularizó en cierta medida, adaptándose a las más civilizadas costumbres
que proclamaban.
Al igual que el Holmgang, los juicios por
combate podían ser declarados por cualquier ofensor, sea cual sea su cuna
(aunque la nobleza podía declararlos directamente, mientras que la plebe debía
apelar a la decisión de la fuerza competente), sin embargo, solo se admitían en
caso de situaciones en las que la falta de testigos o pruebas impidiesen un
juicio normal.

Los juicios por combate fueron prohibidos en
el 1300, alegando que demasiados inocentes habían muerto por esta costumbre,
sin embargo, siguieron celebrándose durante los siglos XIV y XV, contribuyendo
a la popularidad del entrenamiento en esgrima.
Los combates se disputaban armados con
espadas y escudos, sin más armadura que ropa ligera. Sin embargo, ilustraciones
y guías de la época sugieren que este equipo podía cambiar.
Wager of battle
En gran Bretaña se siguió esta práctica hasta
el siglo XVI y recibió el nombre de Wager of battle (apuesta de batalla). Al
igual que el caso anterior, este juicio se celebraba en caso de ausencia de
pruebas (o acusaciones difíciles de justificar, como traición o herejía) y se podía
cancelar si una de las partes estaba en desventaja a ojos de la ley, pasando a
resolverse por medio de un juicio convencional.
El combate terminaba si alguna de las
partes moría, claudicaba o el acusado conseguía resistir desde el amanecer al
anochecer. Si el acusado se rendía, era ahorcado en el acto, sin embargo, si el
demandante abandonaba el combate, era declarado infame, perdía sus libertades y
debía compensar al acusado.
Italia
Durante los siglos XV y XVI en Italia se
celebraron una variante de estos juicios que muestran diferencias más marcadas
con los ejemplos anteriores. Si bien estos juicios se celebraban en casos difíciles
de demostrar, el litigio se iniciaba acusando en voz alta frente a la corte al
acusado, si este negaba los hechos, el demandante debía presentar formalmente
el desafio al acusado.
El duelo se celebraba en terreno neutral, ofreciéndole
al acusado una última oportunidad de confesar, de seguir negándose, se le ofrecería
elegir el arma del duelo, mientras que el demandante tendría derecho al primer
golpe. El combate se prolongaba hasta que uno de los dos era incapacitado,
muerto o el acusado conseguía sobrevivir hasta el anochecer.
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