miércoles, 15 de marzo de 2017

Juicios por combate, un poco de historia.

      Tras estar un rato releyendo algunos de los juegos de mi colección topé con un tema que daba para partida, “Juicio por combate”. Es un tema común en historias y juegos de corte medieval y/o fantasía, pero me preguntaba si llegaron a existir en nuestra historia y como se desarrollaban. Ya conocía la existencia de intricados códigos y sistemas de duelos, pero el hecho de determinar la inocencia o culpabilidad de un acusado mediante un combate siempre me pareció un poco ilógico.
     No soy historiador, ni soy (para mi desgracia) ducho en esta materia, así que simplemente armado con el buscador he mirado por la red y recopilado toda la información que he podido, por lo que me gustaría disculparme por adelantado si meto la pata y os agradeceré toda información adicional con la que podáis colaborar.
     Espero que este articulo os sirva de ayuda y os inspire para seguir creando.

Holmgang
    El primer registro oficial que se tiene sobre los juicios por combate nos lleva a los pueblos germanos entre los siglos VIII y XII, donde estos combates recibieron el nombre de Holmgang (Ir al islote). El holmgang era habitualmente usado para resolver disputas entre familias, en las que la parte ofendida podía desafiar al supuesto ofensor a un duelo, que se celebrara en esa semana y cuya incomparecencia por cualquiera de las partes significaría perder por completo el honor, convirtiéndose en un “niðingr” (estigma social que convertía al sujeto en un paria, siendo el destierro un destino habitual para ellos).
      Los Holmgang podían declararse para resolver toda clase de asuntos: venganzas, ofensas al honor, robos, propiedades… No importaba la clase social, pero si era necesaria una causa justificada o la parte demandante se arriesgaba a caer en el deshonor.
      Las normas de esta práctica cambiaban enormemente según el lugar y la época, pero como norma general el combate se celebraba en una pequeña parcela en terreno neutral (o el terreno en disputa si era un problema sobre la propiedad del terreno). Si la fuerza entre los contendientes era evidentemente desventajosa para uno de los lados, podía busca a un tercero para luchar por el (aunque generalmente solo se permitía esto si el nuevo contendiente compartía lazos de sangre con el anterior).
      Los duelos se acontecían hasta la claudicación o muerte de uno de los implicados, sin considerarse asesinato o homicidio si perecían en el combate. La huida se castigaba con el estigma de niðingr o, en el caso del acusado y según el crimen, con la muerte. Era habitual que la parte vencedora se apropiase de todas las pertenecías del derrotado.
      Las armas usadas solían estar pactadas por las partes o se establecían en las normas. Posteriormente el Holmgang se ritualizó bastante, limitando enormemente el espacio que podía ocupar cada contendiente y otorgándoles hasta 3 escudos (que quedaban destrozados con facilidad).


Sacro Imperio Romano Germánico
    Heredada de sus raices germánicas, el sacro imperio prosiguió con esta práctica, si bien se regularizó en cierta medida, adaptándose a las más civilizadas costumbres que proclamaban.
      Al igual que el Holmgang, los juicios por combate podían ser declarados por cualquier ofensor, sea cual sea su cuna (aunque la nobleza podía declararlos directamente, mientras que la plebe debía apelar a la decisión de la fuerza competente), sin embargo, solo se admitían en caso de situaciones en las que la falta de testigos o pruebas impidiesen un juicio normal.
     El demandante había de esperar a la presencia del acusado, que sería llamado hasta tres veces a presentarse al combate, si este no se presentaba, el demandante debía de efectuar dos cortes y dos estocadas al aire y seria declarado vencedor. Si una de las partes era mujer, anciano, tullido o estaba incapacitado de algún modo para combatir podía rechazar el combate, por lo que el juicio se determinaría por los medios habituales. No obstante, algunas ilustraciones de Hans Talhoffer sugieren estrafalarios métodos para evitar este inconveniente e “igualar” el combate.
    Los juicios por combate fueron prohibidos en el 1300, alegando que demasiados inocentes habían muerto por esta costumbre, sin embargo, siguieron celebrándose durante los siglos XIV y XV, contribuyendo a la popularidad del entrenamiento en esgrima.
    Los combates se disputaban armados con espadas y escudos, sin más armadura que ropa ligera. Sin embargo, ilustraciones y guías de la época sugieren que este equipo podía cambiar.



Wager of battle   
     En gran Bretaña se siguió esta práctica hasta el siglo XVI y recibió el nombre de Wager of battle (apuesta de batalla). Al igual que el caso anterior, este juicio se celebraba en caso de ausencia de pruebas (o acusaciones difíciles de justificar, como traición o herejía) y se podía cancelar si una de las partes estaba en desventaja a ojos de la ley, pasando a resolverse por medio de un juicio convencional.
      El combate terminaba si alguna de las partes moría, claudicaba o el acusado conseguía resistir desde el amanecer al anochecer. Si el acusado se rendía, era ahorcado en el acto, sin embargo, si el demandante abandonaba el combate, era declarado infame, perdía sus libertades y debía compensar al acusado.

Italia
     Durante los siglos XV y XVI en Italia se celebraron una variante de estos juicios que muestran diferencias más marcadas con los ejemplos anteriores. Si bien estos juicios se celebraban en casos difíciles de demostrar, el litigio se iniciaba acusando en voz alta frente a la corte al acusado, si este negaba los hechos, el demandante debía presentar formalmente el desafio al acusado.

     El duelo se celebraba en terreno neutral, ofreciéndole al acusado una última oportunidad de confesar, de seguir negándose, se le ofrecería elegir el arma del duelo, mientras que el demandante tendría derecho al primer golpe. El combate se prolongaba hasta que uno de los dos era incapacitado, muerto o el acusado conseguía sobrevivir hasta el anochecer.


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